Este artículo fue publicado originalmente en OjoPúblico bajo la Alianza de Energía y Clima de las Américas.
Desde que la temperatura del planeta empezó a aumentar a un ritmo más acelerado, luego de la Revolución Industrial, los científicos señalaban que las actividades humanas estaban relacionadas con ese incremento. La científica Eunice Foote lo sugirió en 1856, al afirmar que la concentración de CO2 en la atmósfera podría provocar un aumento de la temperatura global. El último reporte del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) concluye que innegablemente la actividad humana es la causante de la crisis climática que atraviesa el mundo hoy.
El sexto informe del IPCC —el principal órgano encargado de recolectar información científica sobre el tema— sostiene, luego de revisar más de 14.000 publicaciones científicas, que “es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra”, en el inicio del reporte, titulado Cambio climático 2021: La base de la ciencia física.
Ernesto Ráez, ecólogo y director ejecutivo del Instituto del Bien Común (IBC), señaló que, desde hace años, se maneja la idea de que el calentamiento global está causado por las actividades humanas. Sin embargo, este último informe confirma esa hipótesis con pruebas científicas abundantes y acumuladas. “Es mucha la evidencia que determina que es extremadamente verosímil el impacto del ser humano sobre el clima global”, indicó a OjoPúblico.
Este resultado es contundente y no debe pasarse por alto, pues en los informes anteriores se hablaba sobre una “alta probabilidad” de que la actividad humana sea la responsable de los aumentos en la temperatura. Romina Rivera, coordinadora nacional del Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (Mocicc) confirmó que, en los reportes anteriores, se abordaba sobre la responsabilidad del ser humano, pero desde una postura conservadora. “Se presentaba con términos como ‘podría ser’ [que los humanos influyan en el cambio climático]”, ejemplificó.
Al respecto, Walter Vergara, especialista en bosques y clima del World Resources Institute, aclaró a OjoPúblico que, por un largo tiempo, la comunidad científica tenía el 99,9 % de certeza de que estos impactos son causados por la actividad humana. Pero, los informes anteriores se frenaron de afirmarlo de manera tan categórica, debido a la incidencia de algunos países participantes.
Sin embargo, en este informe se demuestra que la evidencia publicada en los últimos ocho años ha sido suficiente para establecer de manera concluyente la relación entre ambos. Por ello, la activista por el cambio climático Romina Rivera enfatiza en que la principal contribución de este documento reside en zanjar, finalmente, la discusión sobre el papel de los seres humanos como responsables de la crisis climática.
“La influencia humana es responsable del 100 % del calentamiento observado”, afirmó Maisa Rojas, científica chilena que participó en la redacción del sexto informe del IPCC, en una conferencia de prensa. Efectivamente, esta entrega, basada en la revisión de artículos científicos, muestra que, desde 1750, el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) son atribuibles a las actividades humanas.
Esto significa que las consecuencias de la acumulación de dichos gases y del incremento de las temperaturas son causadas por el hombre. “La influencia humana está haciendo que los eventos climáticos extremos, incluidas las olas de calor, las lluvias torrenciales y las sequías, sean más frecuentes y severas”, afirmó Carolina Vera, científica argentina que forma parte del equipo a cargo de esta entrega.
Ejemplo de ello, señala Ernesto Ráez, es el domo de calor —entendido como una masa de aire caliente que presiona hacia abajo sobre un área— que azotó a Canadá y Estados Unidos hace pocas semanas, y que condujo hacia una ola de incendios forestales que todavía no se apagan. Otro caso es el de las inundaciones sin precedentes ocurridas en Alemania, Bélgica y China. “Son una evidencia clarísima de que el clima está muy trastornado”, aseguró el ecólogo tropical.
Sin duda, estas consecuencias afectan a todas las regiones del planeta. La portada del reporte, elaborada por la artista Alisa Singer, demuestra que cada parte del mundo está siendo afectada por la crisis climática. “El cambio climático no es un problema del futuro, está aquí y ahora, y afecta a todas las regiones”, aseguró Friederike Otto, científica alemana que lideró el grupo de trabajo encargado de elaborar este informe.
El enfoque desagregado por regiones en el que hace énfasis este reporte es de suma importancia, puesto que permitirá tomar acciones concretas y diferencias para cada territorio. Romina Rivera resaltó que esto hace posible entender la magnitud de los cambios en distintas regiones para que, en las negociaciones internacionales, se pueda aterrizar en los asuntos más graves de cada región y buscar soluciones.
CONSECUENCIAS GLOBALES. Todas las regiones del planeta son afectadas por la crisis climática, concluye el último reporte del IPCC. Foto: IPCC
Esta afectación a nivel mundial se ve reflejada en los niveles actuales de concentración de CO2: son los más altos en los últimos dos millones de años. En paralelo, el incremento de los niveles del mar tiene la tasa más rápida de aumento en, al menos, 3.000 años, y el retroceso de los glaciares ha alcanzado un estado sin precedentes en los últimos 2.000 años.
La coordinadora del Mocicc, Romina Rivera, destacó la revisión histórica que realiza este reporte sobre la concentración de los GEI y el avance de algunos efectos de la crisis climática. La activista sostuvo que esto permite visibilizar que “hemos llegado a un punto de quiebre, porque no podemos seguir acumulando este tipo de gases”.
Además, el reporte ha modelado cinco posibles escenarios para explorar la respuesta climática. De estos, solo dos resultan favorables e implican bajas y muy bajas emisiones de GEI y una disminución neta a cero de CO2, acompañada de políticas de captura de carbono. Sin embargo, en todos ellos se calcula que llegaremos al límite de aumento de temperatura de 1,5 ºC en el 2030.
Aunque los resultados no son alentadores, sí muestran una conclusión contundente: somos responsables del estado actual de la crisis climática, pero también —y más importante— somos responsables de lo que pueda pasar en un futuro no tan lejano. “El calentamiento global de 1,5 ºC e incluso de 2 ºC se sobrepasará durante el siglo XXI si no se producen unas reducciones profundas en las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera en las próximas décadas”, enfatiza el reporte del grupo de expertos de la ONU.
Los especialistas consultados por OjoPúblico coinciden en que el cambio climático y sus efectos son irreversibles, pero que adoptando medidas como la reforestación y la eliminación del uso de combustibles fósiles podemos desacelerar su avance y reducir su impacto.
Las principales conclusiones
Los 234 investigadores del sexto informe del IPCC revisaron más de 14.000 publicaciones científicas para identificar los cambios climáticos que se produjeron y modelar lo que puede ocurrir a futuro. Este reporte muestra, a grandes rasgos, que “cada una de las últimas cuatro décadas ha sido sucesivamente más cálida que cualquier década que la precedió desde 1850”.
Un gráfico presentado en el informe evidencia que la influencia humana ha calentado el clima a un “ritmo sin precedentes en, al menos, los últimos 2000 años”. El incremento desde 1850 hasta 2020 es notablemente superior al de los años anteriores. Pero ese no es el único dato que marca un hito frente a las décadas anteriores. El IPCC reveló que las concentraciones de CO2 fueron las más altas en, al menos, dos millones de años.
CAMBIOS ACELARADOS. Desde 1850 hasta 1900, los cambios en las temperaturas han sido rápidos y mayores al de los años previos. Foto: IPCC
El informe también puso énfasis en otros GEI como el metano y óxido nitroso, y concluyó que las concentraciones de estos gases fueron las más altas en los últimos 800.000 años. Walter Vergara, exlíder del Grupo de Expertos en Clima Global (GET) en el Banco Mundial, señaló que es importante considerar los efectos del metano, puesto que tiene un poder de calentamiento mayor que el dióxido de carbono. “La molécula de metano tiene el mismo impacto de calentamiento que tiene, aproximadamente, 23 moléculas de dióxido de carbono. [El metano] es un gas muy peligroso y afortunadamente su tiempo de resiliencia en la atmósfera es mucho menor”, afirmó.
Asimismo, otros efectos de la crisis climática que marcan la historia son las temperaturas registradas desde 2011 hasta 2020, que superan las de los últimos 6.500 años. En cuanto a la información sobre los océanos, el reporte indicó que el nivel medio del mar ha aumentado más rápido que en los últimos 3.000 años, y que la acidificación del océano ha alcanzado los niveles más inusuales de los últimos dos millones de años.
Además, informó que el retroceso de los glaciares ha alcanzado un estado sin precedentes en los últimos 2.000 años. Dato que resulta de especial relevancia para el Perú, porque posee el 70 % de glaciares tropicales del mundo y muchos de ellos ya han perdido parte de su superficie glaciar.
El informe también señala que algunos de los efectos de la crisis climática son irreversibles como la pérdida de los glaciares, la acidificación del océano y el aumento en los niveles del mar. Estas consecuencias provocan impactos tangibles sobre la vida cotidiana.
Por ejemplo, Walter Vergara dijo que el incremento del nivel del mar obligará a esta y a las futuras generaciones a retroceder de las zonas costeras y replegarse hacia el centro. A su vez, Romina Rivera indicó que el derretimiento de los glaciares impacta en el aumento del nivel del mar, los ciclos del agua y, consecuentemente, en la disponibilidad de ese recurso.
Por todo ello, el reporte hace énfasis en la importancia de reducir las emisiones de GEI para controlar las consecuencias de la crisis climática. De no hacerlo, eventos extremos como inundaciones, lluvias torrenciales, sequías y olas de calor serán frecuentes y severos. “A no ser que eliminemos todas las emisiones a nivel global lo antes posible, estos cambios van a continuar en intensidad y frecuencia”, advirtió el especialista en bosques y clima, Walter Vergara.
En esa línea, el IPCC resalta que, aunque se logre la reducción de emisiones y el aumento de solo el 1,5ºC de la temperatura, no será posible revertir los cambios ya ocurridos en el planeta y muchos de ellos aún continuarán dándose, solo que en menor medida. “No hay vuelta atrás de algunos cambios en el sistema climático (en cientos o miles de años al menos). Sin embargo, algunos de estos cambios podrían ralentizarse y otros podrían detenerse limitando el calentamiento”, sostuvo Carolina Vera.
El documento incluyó información sobre la importancia de conservar los sumideros de carbono para hacer frente al calentamiento. “La tierra y el océano han absorbido una proporción casi constante (globalmente alrededor del 56 % por año) de las emisiones de CO2 de las actividades humanas durante las últimas seis décadas”, precisaron.
No obstante, las investigadoras Maisa Rojas y Carolina Vera advirtieron, en una conferencia de prensa, que con el aumento de la temperatura, estos sumideros pueden perder capacidad de absorber este gas y tener un efecto contraproducente, como ocurre con el Amazonas. Lo mismo sucede, añadió Ernesto Raéz, con los suelos que son los ecosistemas más biodiversos del mundo y que están perdiendo su capacidad de ser repositorios de carbono, debido al avance de la agricultura convencional.
Finalmente, un aspecto destacado por los científicos del IPCC, que diferencia a este reporte de los anteriores, consiste en la elaboración de información desagregada por regiones. La conclusión principal sobre Centroamérica y América del Sur revela que las temperaturas en estas zonas han aumentado y serán mayores que el promedio mundial. Asimismo, señalan que es muy probable que “el aumento del nivel del mar en los océanos de América Central y del Sur, contribuya al aumento de las inundaciones costeras en áreas bajas y al retroceso de la costa”.
Al respecto, Walter Vergara, exjefe de la División de Cambio Climático del Banco Interamericano de Desarrollo, dijo que los puertos de América Latina —ubicados en Ecuador, Brasil, Colombia y México— están siendo afectados por el incremento del nivel del mar. Además, agregó que la información recabada hasta el momento demuestra que los “corales en el Caribe están destinados a ser eliminados hasta el medio siglo”.
Específicamente, sobre el noroeste de Sudamérica, en el cual se encuentra la mayor parte del territorio peruano, se proyecta la disminución de hielo y el aumento de las inundaciones fluviales. Además, se anticipa la pérdida de volumen de los glaciares y el deshielo en la Cordillera de los Andes, ocasionando reducciones en los caudales de los ríos. Estos efectos ya se evidencian desde ahora. “En el Perú, ya hay un par de cordilleras glaciares [la cordillera Barroso y Volcánica] que se extinguieron y la mayor parte de ellas están por encima del 50 % de retroceso”, afirmó Ernesto Raéz.
Por otro lado, sobre el sudoeste de Sudamérica, que abarca desde la ciudad de Arequipa en Perú hasta el territorio de Chile, se afirmó que cada vez más áreas serán susceptibles a sequías. Asimismo, los índices de incendios alertan de un mayor riesgo en la región. Ambos aspectos afectarán a la agricultura, silvicultura y salud. Walter Vergara explicó que el aumento de las temperaturas afecta los suelos, quitándoles humedad y perjudicando la producción agrícola.
No existe un solo futuro
El reporte del IPCC ha modelado cinco escenarios posibles sobre lo que podría ocurrir con el planeta dependiendo del incremento o descenso de las emisiones de GEI. Esta proyección incluye escenarios con emisiones de GEI altas y muy altas y de CO2 que se duplican para el 2100, un escenario con emisiones intermedias de GEI y de CO2 que permanecen iguales a las de la actualidad, y dos escenarios con emisiones bajas y muy bajas de GEI, además de emisiones de CO2 reducidas a cero neto y seguidas de niveles negativos para el 2050.
En principio, cabe resaltar que sea cual sea el escenario, en todos se prevé que la Tierra alcance su umbral crítico de calentamiento de 1,5 ºC en los próximos 20 años. Además, para todos los escenarios, también se estima que el Ártico estará sin hielo para el 2050.
ESCENARIOS. El informe modeló cinco escenarios en función a la respuesta climática. Foto: IPCC
No obstante, el escenario más favorable con emisiones reducidas a cero y eliminadas de la atmósfera generaría que el calentamiento baje a 1,4 ºC para 2100. “Para limitar el calentamiento global, son necesarias reducciones fuertes, rápidas y sostenidas de CO2, metano y otros gases de efecto invernadero. Esto no solo reduciría las consecuencias del cambio climático, sino que también mejoraría la calidad del aire”, indicó Carolina Vera.
Pero, si no se adoptan medidas, se podría aumentar la temperatura hasta 4,4 ºC para finales de siglo, lo cual intensificará los fenómenos extremos, en el peor de los escenarios. Por ello, la científica chilena Maisa Rojas sostiene que, para alcanzar el escenario favorable, los gobiernos deben transitar y transformarse en países de baja emisión de carbono. Para lograrlo, requerirán de un acompañamiento cercano de la ciencia, y —añadió— no solo esperar los reportes cada ocho años, sino investigar desde sus propios países.
Por ahora, con los estilos de vida y economías adoptadas a nivel mundial, el planeta está caminando hacia los 2 ºC de calentamiento. “El día de hoy ya estamos a 1,1 ºC y, realmente, no hemos podido revertir esa tendencia [de aumento de temperaturas]”, enfatizó la activista Romina Rivera.
Además, el ecólogo tropical Ernesto Raéz mencionó que —de superar los 2 º C que se puso como tope en el Acuerdo de París del 2015 y que, de acuerdo a este reporte, el límite debería ser de 1,5 º C— una consecuencia inevitable será la desecación de la Amazonía y la pérdida de ese ecosistema definitivamente. “En este momento, como vamos, no tenemos futuro”, aseveró. Por ello, los especialistas enfatizan en la importancia de empezar a hacer cambios de manera inmediata.
La importancia de este reporte
Los resultados sobre el estado actual de la crisis climáticas por sí mismos deberían captar la atención de todos. Sin embargo, como menciona Ernesto Ráez, [los humanos] nos acostumbramos demasiado rápido a estos cambios y no les damos la atención debida. “Lamentablemente, la primera vez [que ocurren fenómenos extremos] son escándalo y noticia, y las siguientes veces pasan inadvertidos. Esta capacidad que tenemos para habituarnos tan rápidamente a los eventos, estamos utilizándola en contra nuestra”, aseguró.
Por lo que es importante recalcar que la importancia de este reporte, así como de los anteriores, reside en que deben servir para empezar a ejecutar acciones. Estas deben realizarse desde ahora y partir de los tomadores de decisión de los países más contaminantes, principalmente; y de los países que más sufren el impacto de estos cambios, como los de la región latinoamericana.
“Si uno mira el aporte [de emisiones] del Perú en el total global podríamos decir que es insignificante frente a otros países —por ejemplo, Estados Unidos, China, Brasil, India, o como sectores de la Unión Europea—, pero hablamos de una responsabilidad compartida, porque sí tenemos una responsabilidad y lo que hagamos en nuestro territorio sí nos afecta”, sostuvo Romina Rivera.
Aunque el informe provee de información contundente y relevante, este no está orientado a abogar ni decidir sobre las medidas que deben adoptar los países, sino que ofrece los argumentos para que estos empiecen a tomarlas. Por ello, y, en base a lo expuesto en el reporte, los tres especialistas en cambio climático consultados por OjoPúblico explican qué medidas podemos adoptar y qué cambios son necesarios implementar desde ahora.
El primero de ellos está centrado en la forestación y reforestación. La científica chilena Maisa Rojas resaltó la relevancia de esta medida, ya que permitirá capturar grandes cantidades de carbono. En esa línea, Walter Vergara mencionó que es necesario reforestar 250 millones de hectáreas en Latinoamérica para que los países de la región tengan una capacidad de almacenamiento de tres gigatoneladas de dióxido de carbono por año. “Como las emisiones de América Latina están entre cuatro y cinco gigatoneladas, tener un almacenamiento de tres gigas por año es esencial. No es suficiente, pero es esencial”, afirmó.
El segundo cambio necesario está orientado a la eliminación del uso de combustibles fósiles en el sector energía y transporte. “Estamos hablando de transformar nuestra matriz energética”, aclaró Romina Rivera. Un ejemplo de ello, añadió Walter Vergara, es mudar el sector eléctrico a energías renovables y el sector transporte a vehículos eléctricos.
Sin embargo, el desafío de empezar a adoptar estas medidas está en redirigir la atención hacia otras fuentes de energía sin poner en riesgo los recursos. Ernesto Raéz señaló que ya se está viendo un incremento muy grande en la demanda de materiales, como la madera de palo de balsa que se usa en molinos de viento y granjas eólicas. “El Banco Mundial ya prevé que va a haber un incremento muy grande en la demanda de minerales de compuestos metálicos y geo para atender a estas nuevas fuentes de energía”, agregó.
TOMAR ACCIÓN. La forestación y la reforestación constituyen una de las medidas necesarias a implementar para reducir las emisiones. Foto: Andina
No obstante, para Walter Vergara, América Latina está en una posición favorable que le permite lograr estos cambios. De acuerdo con una estimación hecha por él y publicada por el Climate Institute, al hacer estos cambios, la región latinoamericana ahorraría trillones de dólares por año y podría generar 30 millones de empleos. “Se puede tener el mismo acceso a servicios con costos menores y con beneficios desde el punto de vista social”, expresó.
Si bien estos cambios resultan favorables para la región y para el mundo en general al reducir las emisiones, Ernesto Raéz también subraya la importancia de no solo cambiar las fuentes de energía, sino de volver a las bases y empezar a adoptar hábitos más sostenibles, como caminar. “Se trata de aprender a usar más nuestra propia energía corporal y recuperar la fuerza que alguna vez tuvimos como especie”, señaló.
Romina Rivera coincide con esa idea y cita la encíclica Laudato Si del Papa Francisco para explicar que la salida del cambio climático no está basada únicamente en tecnología y dinero, sino que requiere de cambios en los paradigmas de vida y de consumo. “Estamos hablando de cambios a niveles individuales que son importantes y trascendentales, pero necesitamos cambios a nivel de la industria y de cómo se maneja el transporte. Eso sí va a requerir de tecnología y de economía, pero necesitamos, por encima de todo, cambiar la forma en la que vemos las cosas”, aseguró.
Como ciudadanos, además de adoptar medidas más sostenibles de vida, tenemos la responsabilidad de exigir concordancia a los gobiernos sobre las acciones que adoptarán para enfrentar esta crisis. “Los países están siendo completamente incoherentes, porque te dicen que quieren reducir las emisiones y en la misma oración te anuncian las nuevas concesiones de petróleo”, dijo Ernesto Raéz. Por ello, los tres especialistas resaltan la importancia de mantener la vigilancia sobre las decisiones que adopten los países, sobre todo, porque estamos próximos a la COP26, que tendrá lugar en Reino Unido en noviembre de este año.
Al respecto, Romina Rivera explicó que lo que está pasando con las últimas Conferencia de las Partes (COP) es que existe una negativa por parte de los gobiernos y de intereses corporativos para adoptar estas modificaciones necesarias. Walter Vergara también afirmó que lo que genera que la transición sea tan difícil son las barreras políticas e institucionales, porque sí es posible cambiar el sector eléctrico y el sector de transporte desde el punto de vista de costo-eficiencia. “Las resistencias son de intereses económicos, no porque esto no sea más barato, sino porque hay gente e instituciones que quieren seguir con el pasado. Solo que ya no tenemos tiempo para quedarnos en el pasado”, enfatizó.
Lo básico sobre el informe
El IPCC presenta Informes de Evaluación (IE) cada ocho años, los cuales son preparados por tres grupos de trabajo centrados en la base de la ciencia física; los impactos, adaptación y vulnerabilidad, y la mitigación del cambio climático. Cada uno de estos equipos publica sus contribuciones y, al finalizar, se comparte un informe de síntesis.
El reporte presentado ayer corresponde al primer grupo de trabajo, que estuvo conformado por 234 autores, de los cuales el 28 % fueron mujeres y el 72 %, hombres. Asimismo, el 59 % de estos provenían de países desarrollados y el 41 % de países en vías de desarrollo. Adicionalmente, la entrega de los reportes de los otros dos grupos de trabajo se espera para febrero y marzo de 2022, respectivamente. El informe final de síntesis está proyectado para setiembre de 2022.
La información brindada por este grupo de especialistas no constituye una investigación en sí, sino que está orientada a revisar otras publicaciones científicas, técnicas y socio-económicas. El resultado es producto de un trabajo colaborativo entre expertos y gobiernos que emiten comentarios sobre los borradores y retroalimentan el análisis.